lunes, 11 de mayo de 2015

Podemos y las desigualdades en salud: estrategia equivocada

Recientemente y al calor de la precampaña electoral para las elecciones autonómicas de 2.015 ha vuelto al candelero una información antigua sobre la esperanza de vida en la ciudad de Madrid y en algunos de sus barrios. El dato lo ha aportado “Podemos”, en concreto su candidato a la Comunidad de Madrid José Manuel López, quien lo utilizó en un acto en el Hotel Ritz de Madrid el día 13 de Abril. Desde entonces ha sido twitteado y retwitteado con profusión por ese partido y por algunos de sus dirigentes, siendo reproducido también en algunas crónicas periodísticas, como la de Carlos Córdova en El País el 1 de Mayo  (http://bit.ly/1I2tt4c). Como antecedente del repentino interés político-mediático por esta información puede mentarse un artículo publicado en el mismo diario y sobre el mismo tema hace 8 años (http://bit.ly/1AR9D4p).

El dato de Orcasur al que se hace referencia está publicado en el Estudio de Salud de la ciudad de Madrid que vio la luz en 2.008 y fue calculado a partir de los datos oficiales de mortalidad y población de 2.002. Se trata, por tanto, de la esperanza de vida de los hombres de ese barrio en 2.002.



En la página 194 de dicho Estudio, que se puede descargar de la web de Madrid Salud a través de este link: http://bit.ly/1GkFYEX, se recoge que la Esperanza Media de Vida al Nacer (EMVN) de los hombres del barrio de Orcasur era, entonces, de 71,59 años, esto es, entre las más bajas de los barrios de la ciudad analizados. En dicho trabajo no se compara ese dato con el del Distrito de Salamanca (“distrito”, que no “barrio”) como insisten en hacer políticos y periodistas, no siendo razonable realizar esas comparaciones entre unidades territoriales tan diferentes por la distinta magnitud de sus cifras de población (Barrio de Orcasur unos 13.000 habitantes y Distrito de Salamanca unos 146.000, o sea, más de 10 veces más) y por el desigual número de defunciones anuales que ambas zonas registran,  si bien ambas esperanzas de vida aparecen en dicho trabajo. En el citado artículo de El País de 2.007 el periodista compara también y, como digo a mi modo de ver, erróneamente, el indicador calculado a partir de datos procedentes de un solo año de barrio y distrito, aunque de aquélla crónica periodística se deduzca que en el Estudio las comparaciones se hacen sólo entre distritos.

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Si en aquél lejano trabajo se calculó la expectativa vital en la población de algunos barrios de la ciudad se hizo con la intención de que este ejercicio de análisis ayudara a situar geográficamente y de forma aproximada en qué zonas de los distritos con peores esperanzas vitales podrían focalizarse los problemas preferentemente, además de contar en ese momento con la posibilidad de hacerlo por la disponibilidad de esos datos, lo que no suele ser común.

En el Estudio de Salud de la ciudad de Madrid que se está elaborando actualmente con datos actualizados se refieren las EMVN de los distritos de la ciudad publicadas por la Dirección General de Estadística del Ayuntamiento de la capital (disponibles a través de este link: http://bit.ly/1OauQkU). Se destaca que para 2.013 la EMVN de los hombres de la ciudad de Madrid es de 81,38 años, hallándose una diferencia entre el distrito mejor y peor situado de 3,5 años (Arganzuela con 82,78 años vs Usera con 79,28). Hay que añadir que en la actualidad no es posible calcular este indicador en los barrios de la ciudad porque la información oficial sobre defunciones no se desagrega ya a ese nivel territorial.

No obstante, con datos de mortalidad del periodo 2.004/2.005/2.006 investigadoras de Madrid Salud  hicieron un excelente análisis de la mortalidad por barrios en la ciudad de Madrid, en el que se observa la situación desfavorable de Orcasur, tanto en hombres como en mujeres (ver http://bit.ly/1KL8UHC), lo que parece afianzar el dato de esperanza de vida previo.

Las diferencias en la esperanza de vida son comunes entre zonas de grandes ciudades. Es famoso el trabajo de Marmot en el Reino Unido en el que demostró que, con datos de esperanza de vida del periodo 2008/2012, las diferencias de este indicador en la población masculina que reside junto a la primera y la última estación de la Línea Jubilee del Metro de Londres es de 6,8 años: 82 años para los hombres que residen cerca de la parada de Westminster y 75,2 para quienes viven cerca de la de Canning Town (se puede consultar este interesante trabajo en http://bit.ly/1HdZhTe). El epidemiólogo inglés demuestra que viajar en esa línea equivale a experimentar una caída de un año en esperanza de vida por cada parada que se recorre. Nuestro compañero Javier Segura, utilizando un símil parecido, publicó que al viajar en la línea C4 de Cercanías de Madrid  se experimenta una diferencia equivalente a 2,85 veces más mortalidad ajustada por edades entre la población que vive en Villaverde Bajo (estación hacia la mitad de la línea) y la que lo hace en Tres Cantos (casi al final), con datos del estudio MEDEA I, del que es coautor. Por acabar con los ejemplos citaremos el caso de la ciudad de Barcelona, pues recientemente la institución equivalente a Madrid Salud allí,  la Agencia de Salut  Pública de aquélla ciudad,  ha publicado el Estudio “La salut a Barcelona 2013”  (http://bit.ly/1aNWCkV) en el que se aporta el dato de que la esperanza de vida de los hombres (por seguir con el mismo género) de los distritos de la ciudad en el periodo 2008-2013 mostró diferencias tan llamativas como la encontrada entre los que viven en Ciutat Vella (76,5 años) y los que lo hacen en Les Corts (81,8 años), es decir, 5,3 años. Por lo tanto, las diferencias en esperanza de vida en las distintas zonas de una gran ciudad suelen ser grandes, incluso entre territorios colindantes dentro de ellas, siendo este un fenómeno común a todas. 

En realidad, desde el punto de vista epidemiológico y en relación a la situación reciente, llama más la atención el detenimiento del crecimiento histórico de este indicador registrado en los hombres de España en el periodo 2010 a 2012, y su correspondiente caída en las mujeres, circunstancia que se ha observado también en la ciudad de Madrid y recientemente en Barcelona.

A la luz de los datos la situación de la ciudad de Madrid no parece especialmente adversa. Por eso y por todo lo dicho, sinceramente creo que no ha sido muy afortunado el empleo que de un dato epidemiológico descontextualizado y puntual hace @ahorapodemos para usarlo como munición electoral. Existe mucha información disponible que muestra con claridad las importantes desigualdades sociales en la salud y en todos los ámbitos de la vida entre las personas que habitan en una gran ciudad como Madrid, al igual que en todas las demás, sin necesidad de rebuscar un dato desactualizado, extrayéndolo del entorno argumental para el que fue concebido, usándolo para comparaciones inverosímiles, torciendo su auténtico sentido y desvirtuándolo a la búsqueda de objetivos para los que no fue elaborado. El objeto de estos análisis es, precisamente, visualizar las desigualdades sociales y territoriales en la salud y en los factores condicionantes de la misma para dar argumentos y referencias a quienes planifican servicios y recursos públicos en su deber de solucionarlas o, al menos, de aminorarlas.

Además de ello, su desafortunado uso partidista hace que ante los ojos de algunos estos trabajos puedan ser considerados una amenaza para quienes gestionan las instituciones.

Lo que no ayuda mucho a que estas importantes investigaciones de salud pública se sigan realizando.



Manuel Díaz Olalla

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