martes, 3 de diciembre de 2013

El efecto de las políticas ante la crisis en la esperanza de vida

Con frecuencia  se analiza el efecto de la crisis, como fenómeno global, en la vida de la gente y, entre otras esferas de la misma, en la salud. Es una preocupación de los investigadores de la salud pública en su conjunto no exenta de controversia. Un trabajo tan apasionante como difícil. Una aproximación a la realidad tan interesante como imprecisa.

Esas investigaciones encierran en sí mismas las dificultades inherentes a cualquier averiguación científica que intente asignar a cada fenómeno social, económico o sanitario, sus causas o sus efectos. Entre lo más plausible de este afán se sitúa el interés de los investigadores en poner a disposición de quienes toman las decisiones los conocimientos que determinen las políticas que puedan aplicar y las que deban evitar. Y sí no fuera posible entrar en el fondo del problema o simplemente no se desea, al menos existe la obligación moral de amortiguar  los efectos de la debacle del sistema en la vida y el bienestar de las personas. Me resisto por ello a hablar aquí de los efectos de la crisis como un todo intocable y prefiero hacerlo sobre las consecuencias que tienen las políticas que, al amparo o con la excusa de la misma, se toman. Desde el convencimiento de que siempre es posible elegir entre ellas y escoger las menos perjudiciales para los ciudadanos.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Respuesta al presidente de la Organización Médica Colegial, Dr. Rodríguez Sendín, en relación a su participación en el llamado "Pacto por la Sanidad"

El pasado día 27 de Agosto recibí una carta del Dr. Rodríguez Sendín, presidente de la OMC, en la que, gentilmente, respondía a otra mía de 2 de agosto que figura en este mismo blog. En ella me comunicaba que una copia del texto de su respuesta la había colgado, a su vez, en su página personal. 
Sin ánimo de polemizar no he podido evitar escribirle esta respuesta en la que puntualizo algunas de sus afirmaciones.




20 de Septiembre de 2013
Estimado colega:

Ante todo quisiera agradecerle su carta de respuesta a otra mía anterior y sin ánimo de establecer por esta vía una cadena indefinida de réplicas y contra-réplicas, no puedo resistirme a enviarle algunas puntualizaciones a sus palabras. Y eso hago a continuación.

jueves, 8 de agosto de 2013

Carta a El Corte Inglés, empresa privatizadora de la sanidad pública madrileña

En este afán que me consume, quizás algo estéril aunque bastante reconfortante, de repartir misivas indignadas por el expolio al que se quiere someter a la sanidad pública madrileña y de otras partes del Estado, envié hace unas semanas un correo electrónico a la empresa comercial "El Corte Inglés" en la que le hacía algunas preguntas en relación a su participación en dicho proceso, una vez que se conoció que era una de las empresas adjudicatarias. Me respondió gentilmente una persona del Departamento de Atención al Cliente (puse "al cliente", que no "al paciente", todavía) un correo en el que me aclaraba que su empresa participa en este despropósito a través de una filial que se dedica a la informática, transmitiéndome la consideración de que ellos nada tienen que ver con el expolio sino que con esta operación aportan su conocimiento y experiencia en implantación de las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación) en las administraciones públicas. Aunque agradecí la deferencia de responderme tuve que contestarle con la carta que copio a continuación y de la que ya no espero respuesta. 



Madrid a 29 de Julio de 2013

Estimada Sra:

Ante todo quisiera manifestarle mi gratitud por la gentileza que ha tenido al contestar a mi anterior correo electrónico.

Le agradezco sus explicaciones pero le aseguro que están absolutamente alejadas de la realidad y nada es como usted lo cuenta. No dudo que la que usted me da sea la versión que le gustaría a El Corte Inglés que la gente creyera sobre la situación de la que hablamos, pero creo que está profundamente equivocada.

viernes, 2 de agosto de 2013

Carta remitida al presidente de la Organización Médica Colegial y a la Presidenta del Colegio de Médicos de Madrid con motivo de su participación en "el pacto de la vergüenza"

La foto que necesitaban con urgencia Rajoy y Mato, y les ha regalado Sendín y López-Arriba contra mi voluntad,  mis derechos y los de mis pacientes (Foto de www.elmundo.es)


Madrid a 1 de Agosto de 2013

Sr. Presidente de la Organización Médica Colegial (OMC)
Sra. Presidenta del Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM)

Estimado Sr. y Estimada Sra.
Soy médico colegiado en Madrid. Y lo soy desde hace más de 30 años. En todo ese tiempo he sido un “colegiado modelo”, si me lo permiten, es decir de los que pagan todos los trimestres religiosamente su cuota y no incurre en gasto alguno pues no hace uso de ninguno de los servicios que ofrece el Colegio.
Hace unos días escuché la noticia de que el Organismo Médico Colegial (OMC), organización de la que sin duda el ICOMEM forma parte, participando en un autodenominado “Foro de la Profesión Médica”, firmaba un acuerdo con el gobierno de la nación, con gran eco mediático, que sin duda transmitía una enorme sensación de apoyo de dicho foro, y  por lo tanto de los Colegios de Médicos de España, a las políticas del gobierno en materia de sanidad. No sólo eso,  sino que la periodista que relataba la noticia en el Telediario 1ª Edición del día de la firma explicó que los miembros del foro (por lo tanto la OMC y el ICOMEM) expresaron al Presidente Rajoy y la Ministra Mato su “agradecimiento por el esfuerzo que ha hecho este gobierno en favor del sistema sanitario público” (fin de la cita). Que yo sepa ni la OMC ni el ICOMEM han desmentido dicha información hasta ahora, por lo que hay que mantener que es cierta.

sábado, 22 de junio de 2013

El incremento de la mortalidad en España no se debe al envejecimiento de la población sino al (nocivo) efecto de las (malas) políticas en la gente (humilde)


El pasado 18 de Junio publicó el INE los datos de mortalidad de España en 2012. Había cierta expectación por conocerlos ya que el avance del primer semestre de ese año, conocido en Diciembre pasado, ya adelantaba resultados poco halagüeños. Y, efectivamente, se ha confirmado que la mortalidad general (por todas las causas) ha crecido en casi 18.000 defunciones respecto a las registradas en 2011, lo que equivale a más de un 4,6% de incremento,  el mayor del decenio, a la vez que retrocede la esperanza de vida al nacer en las mujeres, estancándose en los hombres. Seguramente uno de los hallazgos demográficos más preocupantes de los conocidos en nuestro país, en los últimos años, junto con la caída galopante de la natalidad.

Este aumento de la mortalidad venía precedido del que se apuntó ya en 2011 respecto a 2010 pero el conocido ahora de 2012, después de reconocer su excepcionalidad, el INE lo justifica como un “evento coyuntural” que responde al envejecimiento de la población (ver nota de prensa nº 784 del INE, de 18 de Junio de 2013). Como toda deducción, si quiere ser científica, debe estar argumentada a través del análisis metodológico serio y contrastado. Y ya que el prestigioso instituto oficial no lo ha hecho, lo hacemos nosotros con sus datos.

Esperanza de vida y esperanza de pensión (versión 2013 *)

El Roto

En estos días se habla mucho de la esperanza de vida de la población española en relación con la reforma restrictiva de las pensiones de jubilación que plantea el gobierno. Y se utiliza este indicador de mortalidad de forma errónea o deliberadamente equívoca para justificar el recorte desde la perspectiva de que la expectativa vital a la edad de 65 años es cada vez mayor,  por lo que la seguridad social debe pagarlas por mucho más tiempo una vez que el trabajador alcance la edad requerida para percibirla. Desde este punto de vista conviene recordar aquí que el sistema de pensiones tal y como está establecido no es como una hucha que va acumulando un capital a lo largo de la vida activa para luego disfrutarlo en la última etapa de la misma, sino que es un modelo de solidaridad intergeneracional por el que los que cotizamos ahora estamos pagando “al día” las pensiones de los jubilados actuales para que, cuando lleguemos nosotros a esa situación, percibamos las que nos correspondan gracias a las cotizaciones que aporten en ese momento los trabajadores de esa época futura.

viernes, 21 de junio de 2013

EL FALLECIMIENTO DEL SENEGALÉS ALPHA PAM SIN LA DEBIDA ATENCIÓN SANITARIA: SÓLO LA PUNTA DE UN ENORME ICEBERG



EL FALLECIMIENTO DEL SENEGALÉS ALPHA PAM SIN LA DEBIDA ATENCIÓN SANITARIA: SÓLO LA PUNTA DE UN ENORME ICEBERG
El reciente fallecimiento por Tuberculosis Pulmonar del inmigrante senegalés Alpha Pam en Baleares sin la debida asistencia sanitaria no es, ni siquiera, la crónica presentida de una muerte anunciada a pesar de que muchos habían advertido sobre estos riesgos desde hace tiempo. Es, eso sí, la punta de un inmenso iceberg. Sólo una de las miles de personas que en nuestro país en este momento pueden estar muriendo, enfermando o sufriendo innecesariamente dolor o discapacidad sin recibir la atención que necesitan por la aplicación estricta de una legislación injusta, ineficaz y dudosamente compatible con la Constitución, promulgada por el Gobierno del PP y aplicada con exceso e inmerecido entusiasmo por gobiernos autonómicos y gestores que han renegado de sus obligaciones como administradores de los recursos públicos y como profesionales de la salud, si es que alguna vez lo fueron.
No todos ellos, los que padecen esta injusticia, son negros o amarillos, hablan con un acento diferente o carecen de papeles en regla. Muchos son españoles que han agotado las prestaciones por desempleo, por ejemplo, o no cotizan a la Seguridad Social, o, sencillamente, no pueden pagar lo que ahora les exigen por los medicamentos que precisan. Porque según el nefasto Real Decreto 16/2012 que consagra la exclusión sanitaria en nuestro país, las personas que no están “aseguradas” sólo tienen derecho a la atención por motivo urgente, debido a enfermedad grave o accidente hasta el alta médica, incluyendo también el embarazo, parto y postparto, no tienen, además, asignado médico de cabecera ni especialista sanitario y deben abonar íntegramente el coste de los productos sanitarios y las recetas médicas. Desde entonces, colectivos profesionales y organizaciones sociales se han encargado de explicar que, sobrepasando incluso la profunda inmoralidad de esta legislación que castiga innecesariamente a los más desfavorecidos, existe un importante riesgo para todos los ciudadanos cuando se deja sin atención y sin vigilancia epidemiológica a quienes por sus difíciles condiciones de vida tienen más riesgo de contraer algunas enfermedades potencialmente peligrosas para la colectividad. Alpha Pam, antes de morir, infectó a 20 personas de su entorno, pero pueden ser cientos las que compartieron con él espacios públicos, medios de transporte, tiendas o, incluso, la sala de espera del Hospital de Inca en donde se le negó la atención adecuada a pesar de comprometerse a pagar la factura de su asistencia. Todos ellos podrían haber sido infectados, y, posiblemente, algunos, además de los 20 localizados, lo fueron aunque no lo sepan aún y aunque ahora no vayan a desarrollar la Tuberculosis que han podido contraer.

Los brotes de Tuberculosis son frecuentes tras la aparición de un caso bacilífero, como lo era el inmigrante senegalés, alcanzándose tasas de ataque secundario entre los contactos del 12% (de cada 100 contactos censados se registran 12 infecciones o reinfecciones). La mayoría de ellos se contagian en el ámbito familiar y laboral, mientras que las líneas de transmisión observadas se producen mayoritariamente en la misma comunidad en que reside el enfermo. Más del 30% de los casos provocados por el enfermo sin controlar son menores de 15 años con formas graves en algunas ocasiones y una mortalidad nada despreciable (2%).

No es cierto, como ha dicho la ministra Mato en sede parlamentaria, que este caso sea una anormalidad que nada tiene que ver con su reprobable Real Decreto sino que se trata, más bien, de un problema de mala praxis de los profesionales que tan cicateramente dejaron de aplicar al senegalés la atención debida y protocolizada. Y no lo es porque la ley es deliberadamente ambigua, precisamente para que se pueda hacer lo hecho por la ministra: eludir la responsabilidad del legislador en sus efectos, situando todo el peso de la prueba en el profesional que diariamente se ve obligado a tomar decisiones contrarias a su obligación y a su compromiso deontológico de atender a todos los que lo necesitan, sean “asegurados” o no lo sean. Porque una vez que se restringen los derechos, los excesos al aplicar las medidas, por afición o por confusión, tienen todo el camino allanado.

No atender al inmigrante fallecido fue una decisión injusta e inhumana, además de inútil en términos de ahorro económico, pues un caso que podría haberse tratado y curado con menos de 300 euros ha contagiado a muchos contactos que deben ser tratados y vigilados durante muchos meses, con el costo que eso conlleva, sin conseguir, además, evitar el efecto más perjudicial de la falta de atención: el fallecimiento de una persona. Y en esta cadena de sucesos queda ejemplarizado el efecto perverso de esta ley que la ceguera, la ignorancia o el dogmatismo de sus impulsores no acaba de ver y admitir: restringe derechos fundamentales de las personas, lo que puede producir un daño irreparable e irreversible en su salud, afectar al conjunto de la población, incluso a la que no ve recortada, directamente, su derecho a la asistencia, para, finalmente, no producir el supuesto ahorro económico sino provocar, muchas veces, más gasto público.

Como en tantos ámbitos de la vida pública los responsables de estas medidas deberían responder por los efectos que ellas provocan, como los profesionales de cualquier ámbito lo hacen por sus errores y las consecuencias de las mismas. Si además ellas están sustentadas o son aplicadas por profesionales de la salud que han adquirido por la propia naturaleza de su profesión un compromiso ineludible con los enfermos de proteger su vida, con la población de evitarle los riesgos innecesarios para su salud y con sus compañeros de oficio de cumplir el código deontológico y ético que debe presidir su actividad, además de lo previsto en las leyes vigentes se les debería aplicar también la normativa profesional que, tan banalmente, se comprometieron a respetar.

José Manuel Díaz Olalla

viernes, 24 de mayo de 2013

Efectos predecibles y ya constatables de los recortes del gasto social en el incremento de la mortalidad de la población española




Resumen. Los responsables de las políticas públicas deben saber que las mismas tienen efectos en la vida y el bienestar de la gente. Esto está demostrado científicamente hace años. Los políticos españoles son reacios a admitirlo y, en su caso, a asumir las responsabilidades correspondientes. Esta actitud contrasta con la de dirigentes de otros países de nuestro entorno. A falta de conocerse los datos oficiales definitivos, en 2012 y como efecto inmediato de los recortes en el gasto social global, caben esperarse unos 7.720 fallecimientos más (un incremento de un 2%) de los que ocurrirían si se hubieran aplicado otras políticas. No obstante y desbordando esas cautas previsiones en el primer semestre de 2012 en España se registraron 21.000 fallecimientos más que en el mismo periodo de 2011, lo que rebasa en más de un 9% lo asumible por contingencias coyunturales. Su relación con los recortes en gasto social parece indiscutible. De la misma forma que los profesionales de todos los sectores responden de sus actos ante quien corresponda, los que impulsan estas políticas, considerando que existen otras aplicables en estos momentos, deberían también responder por estos efectos.


En un interesante estudio investigadores  el  The Quality of Government Institute (Universidad de Gothenburg, Suecia) (1) demuestran, tras un laborioso análisis de datos de más de 120 países, que los incrementos del gasto privado en salud o el desvío de fondos públicos hacia la gestión privada de la sanidad, recortándolos  por tanto, provoca nítidas disminuciones de la esperanza de vida en buena salud de la población y, a la vez, aumentos de la tasa de mortalidad infantil y de  mortalidad materna, así como que estas circunstancias suelen verse precedidas de un déficit mantenido del debido control de la corrupción.

En otro conocido trabajo titulado “Budget crises, health, and social welfare programmes” (2) se demuestra que por cada 80 € por persona en que se reduce el gasto social en sentido amplio (se incluye en él el gasto sanitario) la mortalidad general puede incrementarse casi un 1% (0,99%), la debida a problemas relacionados con el alcohol un 2,8%, por tuberculosis un 4,3% y la cardiovascular un 1,2%. Esta cita y otras valiosas aportaciones en este sentido se pueden consultar en un artículo de Javier Segura publicado en su blog (3).

Como muestra práctica de lo dicho y por aportar otro ejemplo, recientemente se ha denunciado por parte de los oncólogos de una prestigiosa asociación científica española que los recortes en gasto sanitario ponen en riesgo la vida de miles de niños enfermos de cáncer (4). En el Reino Unido, en 2009, se hizo pública la primera de cinco investigaciones sobre la gestión del hospital Mid Staffordshire que se han llevado a cabo después de que las autoridades sanitarias advirtieran de que en ese centro habían muerto entre 400 y 1.200 personas más de lo que se debería esperar según las estadísticas. El primer estudio, elaborado por una comisión dependiente del Ministerio de Sanidad británico, determinó que en la gestión del hospital había primado “la consecución de objetivos económicos por encima de la calidad del servicio”, señalándose este hecho como el factor causal involucrado con más claridad en estos fatales resultados. El primer ministro británico, Cameron, pidió perdón recientemente en la Cámara de los Comunes por lo acontecido y por la responsabilidad de los gestores públicos en la puesta en marcha de las políticas que generaron tan letales consecuencias (5). Poco después se supo que en España, en la Comunidad de Madrid, las políticas llevadas a cabo por el gobierno regional de privatización de algunos servicios sanitarios, como los laboratorios hospitalarios, han podido provocar la muerte de algunos pacientes porque la demora de los resultados ha determinado fallos en muchos diagnósticos, según denunciaron algunos médicos (6). La denuncia de este caso por parte del líder de la oposición en la asamblea regional provocó las iras del presidente de esta comunidad quien tachó a aquél de “indeseable” y le amenazó con llevarle ante los tribunales (7). La diferente actitud de los dirigentes británicos y españoles ante este tema es llamativa, delatando tanto la falta de cultura democrática de estos como el gran déficit de transparencia de que adolece la política española así como la sensación de que existe en nuestro país una enorme falta de entendimiento de que tanto las políticas como la falta de ellas tienen efectos en la vida de la gente, que se pueden medir, que el conocimiento científico respalda esas evidencias y que como en cualquier otra esfera profesional todos deben responder por las consecuencias de sus actos.

En el año 2012 se sufrió en España un recorte en gasto social de 7.848,21  millones de € según reflejan  los Presupuestos Generales del Estado, por lo que podemos acordar que sólo en este capítulo se ha rebajado en 166,31 € el gasto anual correspondiente a cada español.

Los análisis de las series de datos de los últimos años arrojan que los fallecimientos esperados, en circunstancias “basales”, en España en 2012 se situarían aproximadamente en 386.000 (+/-1.158) La cifra extrapolada de defunciones se deriva del decremento en un 0,003% de las defunciones registradas en el año previo, como ha ocurrido de media anualmente entre 2006 y 2011. El  Intervalo de Confianza con un 95% de seguridad es el margen que es posible achacar a la casualidad o a la mera variabilidad biológica con que se comportan todos los fenómenos que tienen que ver con la salud de la población, tras ajustar por la tendencia observada en el tiempo. De ello se deduce que cualquier cantidad que sobrepasara los 387.158 fallecimientos esperables  en España  en 2012 (lo que equivale a una tasa bruta de mortalidad general de 0,818% +/- 0,003% para IC95%) en principio no podría explicarse exclusivamente por el azar sino por otros factores entre los que destaca, como hemos visto y según lo demostrado en otros “escenarios”, los recortes en el gasto social.

Si proyectáramos esas cifras según el conocimiento derivado de los hallazgos epidemiológicos comentados podríamos esperar un incremento de un 2% en la mortalidad general en el año 2012 sobre la extrapolada de años anteriores achacable específicamente al déficit de protección sanitaria y social provocado por los recortes en  ese renglón del gasto público. Esto es, unos 7.720 fallecidos más de los esperados sin esos  recortes. A falta de conocer los datos finales de mortalidad de 2012 para situar en el plano real la proyección desarrollada tenemos un adelanto de esa información publicado el 19 de Diciembre de 2012 por el Instituto Nacional de Estadística (8) correspondiente a la mortalidad registrada en los primeros 6 meses de ese año, cuyos resultados rebasan en mucho las más pesimistas previsiones anteriormente formuladas.

En el año 2011 se produjeron en España 5.864 fallecimientos más de los registrados en 2010. La tasa bruta de mortalidad se situó en 841,0 fallecidos por cada 100.000 habitantes, lo que supuso un aumento del 1,5% respecto al año anterior. Pero sorprendentemente se registró un incremento de dimensiones nada previsibles en las defunciones registradas en los seis primeros meses de 2012 llevando el número de defunciones en ese periodo hasta las 217.017, un 9,7% más que en el mismo periodo de 2011. Como se comprende este exceso supera en mucho cualquier margen achacable a una contingencia casual o coyuntural por lo que, desdiciendo al propio INE, habrá que sentar que dicho excedente tiene causas. En el actual contexto la explicación más plausible a este fenómeno alarmante y, además, la única bien respaldada por el conocimiento científico, se sitúa en el déficit de protección social derivado de los recortes en gasto social.

Desde 2007 disminuía anualmente la Tasa Bruta de Mortalidad General sobre la del año precedente hasta el año 2011 en que, como se ha dicho, se incrementó respecto a la de 2010. Coincide esta constatación con la práctica paralización de los aumentos de expectativas de vida que se venían registrando en España desde 2007: mientras que en los últimos 4 años se incrementaba la Esperanza de Vida al Nacer en 0,3 ó 0,4 años anualmente, en el último dato conocido, el de 2011, este incremento se redujo a 0,1 años y previsiblemente, a la luz de cómo se está comportando la mortalidad, retrocederá el indicador general. El retroceso consolidado, de ocurrir, daría información de un desastre en términos de salud y de  desarrollo humano de incalculables dimensiones, siendo este un fenómeno que se ha registrado en el mundo en situaciones de crisis muy severas en las que queda inerte en términos absolutos la obligación protectora del Estado, como ha ocurrido en el caso de la pandemia de HIV/SIDA en algunos países de África Subsahariana, en escenarios de cruentas guerras mantenidas en el tiempo o, como aquí ahora, en el contexto de crisis económicas de gran alcance con restricciones muy severas de la protección social. Esto ocurrió en muchos países del Este de Europa tras la caída de la Unión Soviética, incluido Rusia.  Hay una limitación metodológica y conceptual que no se le escapa al autor de este análisis: una gran parte de los efectos del déficit de protección social se manifiesta  a medio y largo plazo. Es cierto,  pero ese principio metodológico, que también emana de la investigación científica, nos ayuda a deducir que los recortes de hoy, cuyos efectos empezamos a vislumbrar ahora, mantendrán su mortífero efecto durante años, de la misma forma que los excesos de mortalidad que vemos ahora tienen su explicación, también, en los realizados en años precedentes. Hay que recordar  que estas políticas llevan aplicándose en España, en este último periodo, desde 2010.

 Manuel Díaz Olalla


(1)   Sören Holmberg and Bo Rothstein (2011). Dying of corruption. Health Economics, Policy and Law, 6, pp 529-547.
(2)   David Stuckler, Sanjay Basu, Martin McKee, (2010). Budget crises, health, and social welfare programmes. BMJ 2010;340:c3311.
(3)   Blog madri+d. Los recortes sociales en Europa aumentarán la mortalidad. Javier Segura del Pozo (internet). (consultado el 2 de Abril de 2013. Disponible en: http://www.madrimasd.org/blogs/salud_publica/2010/07/02/132002
(4)   Madrid2noticias.net. Los recortes en Sanidad ponen en riesgo la vida de miles de niños enfermos de cáncer (internet) (consultado el 2 de Abril de 2013). Disponible en: http://www.madrid2noticias.net/n-12625-502-recortes_Sanidad_ponen_riesgo_vida_miles_ninos_enfermos_cancer
(5)   Efe: salud. Cameron pide perdón por negligencias mortales en un hospital británico (internet) (consultado el 2 de Abril de 2013) Disponible en: http://www.efesalud.com/noticias/cameron-pide-perdon-por-negligencias-mortales-en-un-hospital-britanico/
(6)   Cadena SER.com. La privatización de los análisis clínicos en Madrid "ha puesto en riesgo la vida de los pacientes" (internet). Javier Bañuelos. (Consultado el 2 de Abril de 2013) Disponible en: http://www.cadenaser.com/espana/articulo/privatizacion-analisis-clinicos-madrid-ha-puesto-riesgo-vida-pacientes/csrcsrpor/20130214csrcsrnac_1/Tes
(7)   El Mundo.es. González llama a Gómez indeseable y dice que busca rédito de las muertes (internet). (Consultado el 2 de Abril de 2013). Disponible en: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/02/14/madrid/1360861893.html
(8)   INE. Movimiento Natural de la Población e Indicadores Demográficos Básicos. Datos definitivos de 2011 y avance del primer semestre de 2012 (internet). (Consultado el 2 de Abril de 2013). Disponible en: http://www.ine.es/prensa/np759.pdf


viernes, 26 de abril de 2013

Triste Aniversario


PRIMER AÑO DEL DECRETO QUE INSTAURA LA EXCLUSIÓN SANITARIA Y EL COPAGO

PRIMER AÑO DEL DECRETO QUE INSTAURA LA EXCLUSIÓN SANITARIA Y EL COPAGO

Vivimos estos días el triste primer aniversario del Real Decreto Ley 16/2012 cuya entrada en vigor supuso una auténtica contrarreforma sanitaria que, como ya hemos señalado en otras ocasiones, además de sanitariamente perjudicial para la ciudadanía e ilegítimo es, también y ante todo, inhumano, injusto e injustificable. Porque supone el desmantelamiento efectivo del Sistema Nacional de Salud tal y como lo conocíamos en nuestro país hasta entonces, esto es, universal, gratuito en el acto sanitario, financiado por los impuestos y gestionado por las Administraciones Públicas, que garantiza la atención a todos los ciudadanos sin distinguirlos entre asegurados, no asegurados, beneficiarios o excluidos del mismo.
Con él, y en la práctica, se sientan las bases para la destrucción de un sistema garantista, que considera la salud como lo que es, un derecho de todos los ciudadanos, y que ha sido un ejemplo para el mundo, para cambiarlo por otro que, de entrada, ha excluido a más de 900.000 personas en este primer año, la mayoría extranjeros a los que se les ha retirado la Tarjeta Sanitaria, a la vez que limita el acceso efectivo de muchos más a las prestaciones sanitarias y farmacéuticas instaurando el copago (repago en realidad, porque los ciudadanos ya lo pagaron antes con sus impuestos) para alcanzar muchas de ellas.

Según una reciente encuesta entre un 17% y un 20% de los pensionistas no pueden adquirir algunos medicamentos que les son necesarios por no poder pagar la cuota que se les exige, y muchas personas son rechazadas en los centros sanitarios por no tener “derecho” a la atención según esta norma. A falta de datos más precisos sobre el impacto de la misma en la salud de los colectivos excluidos o cuyo acceso se ha limitado, que son los grupos más vulnerables de la sociedad, y por ende en el nivel de salud del conjunto de la población ya se puede adelantar que la brecha en las Desigualdades Sociales en la Salud se está ahondando en España de forma muy importante.

Pero otros efectos más visibles se han hecho ya evidentes: se ha generado incertidumbre en muchos afectados, miedo a buscar atención, arbitrariedad en la aplicación de la normativa y afloramiento de sentimientos xenófobos que permanecían latentes. En el momento en que sea posible detectar otros efectos colectivos, según el curso natural de los problemas de salud, no hay duda de que observaremos un incremento muy grave de la carga de enfermedad y de la mortalidad de estos grupos. Hasta que las herramientas de análisis de la epidemiología logren sacar conclusiones, después de reunir cierta casuística, hoy esa realidad se desgrana, diariamente, en casos concretos que se van conociendo por testimonios de los trabajadores de la salud, de las asociaciones que defienden a los afectados o de las crónicas de los medios de comunicación.

Recientemente Fernando Lamata recogía en su blog algunas contundentes evidencias científicas sobre lo que era el Sistema de Salud de España en el contexto mundial antes de que se promulgara este Real Decreto: un exitoso y eficiente sistema que con un bajísimo gasto per cápita, por debajo del de Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Australia, Holanda o EEUU, presentaba unos resultados excelentes, representados en datos tales como la baja mortalidad prematura y general, la escasa carga de enfermedad global, la alta Esperanza de Vida en Buena Salud o la elevada proporción de personas que opinan que su salud es buena y que creen que la calidad del sistema es alta. El insigne gestor sanitario se pregunta con toda razón: “¿Por qué tocar algo que funciona y, además, es barato?” La respuesta no es difícil, se llama ideología y negocio, una cosa añadida a la otra, o la misma cosa, que tanto da, como es el caso de la privatización de la sanidad pública madrileña que impulsa, contra todo y contra todos, el PP en esa comunidad.

Es preciso rechazar y trabajar, permanentemente, contra esta injusta ley y sus efectos. Miles de profesionales de la salud la incumplen a conciencia cada día haciendo prevalecer su ética profesional y su sentido de la obligación y del compromiso con sus pacientes sobre ella. Algunas Comunidades Autónomas (País Vasco, Andalucía, Canarias, Galicia, Navarra o Cataluña) con más o menos fortuna y decisión intentan sortear la norma legislando en su contra o desarrollando disposiciones que sirvan de bálsamo paliativo a sus devastadores efectos. El alcance de las medidas de ambos, profesionales e instituciones, es limitado ante una Ley que reformula todo un sistema en permanente interconexión y que actúa a todos los niveles bloqueando cualquier iniciativa que se ponga en marcha para intentar sortearla.

Luchar con todas nuestras fuerzas contra este Decreto es defender lo que teníamos y nos merecemos: una sanidad pública gratuita, justa, incluyente y de calidad para todos y todas. Porque, aunque algunos no lo quieran, todos, de aquí o de allá, pobres o ricos, jóvenes o mayores, blancos, negros o amarillos, hombres o mujeres, todos, somos ciudadanos y ciudadanas con derechos.

José Manuel Díaz Olalla


(Publicado en la web de la Fundación Sistema)

lunes, 11 de marzo de 2013

¿LA TERCERA VÍA PARA LA PRIVATIZACIÓN DE LA SANIDAD PÚBLICA?


19 febrero 2013, 6:33 pm
Archivado en: Opinión | Etiquetas: 
 
 
 
 
 
 
1 Vota

El editorial del El País del día 7 de Enero de 2013 además de criticar al PP por su desastrosa gestión de la crisis de la privatización de la sanidad pública y de cómo concibe ese proceso, introduce lo que podemos considerar una tercera y peligrosa vía de resolución del conflicto. El planteamiento es algo así: “Tal y como lo hace el PP, con tanto descaro y con tanto desprecio por la cosa pública NO”, pero “la iniciativa privada ha demostrado su solvencia en el sector tanto en España como en el resto del mundo (textual) ” para, a continuación, intentar convencernos de que se debe privatizar pero con un arbitraje independiente que vigile el interés público. Ahí está: ¡ya tenemos la tercera vía! Esta solución crearía, si se desarrollara, un coladero que serviría fundamentalmente para lavar la cara de las empresas que acuden a beneficiarse del #expoliosanitario, pues la experiencia nos demuestra que ese tipo de organismos de “regulación y vigilancia” son inoperantes y sólo responden a los intereses del gobierno de turno.
No hay que descartar que, ahora, nos quieran colar la privatización con este envoltorio. Ni que “El País” (PRISA) lo justifique porque tenga intereses también en ese negocio. En realidad esta es la primera propuesta que hizo el PSOE hace unas semanas y que fue rechazada por la práctica totalidad del sector. Recordemos que a continuación pidieron la derogación de la ley 15/97 que es la que permite el desmantelamiento del sistema sanitario público y que se aprobó, en su día, como es conocido, con su apoyo.
No es cierto que la iniciativa privada haya demostrado su solvencia en este sector, si por solvencia consideramos la capacidad de dar respuesta a los problemas de salud de la gente a un precio razonable. La única solvencia que se le puede reconocer es la de ganar dinero para unos pocos a costa de lo que es de todos. Hay que insistir en que los trabajos científicos que se han realizado en el mundo sobre este asunto indican que la gestión privada con ánimo de lucro en el sector sanitario es: más cara obteniendo peores resultados (más mortalidad, etc). Esto es, más ineficiente. Esa es la tozuda realidad que, les guste o no, saca siempre la cabeza por encima de la palabrería y los argumentos huecos y engañosos.

Manuel Díaz Olalla es médico y ejerce en Madrid.